de todos los colores y formas

Muros

Tanya de Fonts

Hay muros indistintos: el muro del dolor, el de la vergüenza, el que pone un país a otro, el que se establece entre diferencias raciales, políticas, de clase social. El que más conozco que es el que se erige entre propios artistas y gobierno en un mismo país. Si partimos de lo microscópico a lo macro descubriremos la razón de ese muro: nosotros como mexicanos damos un trato infame

a los guatemaltecos, hondureños, salvadoreños, etc. He visto en distintas zonas de Chiapas cómo persiguen a los centroamericanos y son cazados también como perros.

Sólo que no los matan abiertamente y lo peor es que las razones para perseguirlos así, parten de órdenes estadounidenses.

Empezaré diciendo que no justifico ningún muro… claro, con sus salvedades pero en general es costumbre de joven gritar y de viejo justificarse, yo no me justifico ni me justificaré porque no estoy de ningún lado, ni en la izquierda ni en la derecha ni en el centro.

Hoy me sorprendieron con un muro: pedí un espacio para ensayar teatro, se me ocurrió comentar que no votaría por nadie en las elecciones de este país (que se desgrana) y me dijeron así de fácil: si no voto no me prestan el espacio… no supe si rasgarme las vestiduras o emitir un grito artaudiano y salí dándole la mano y despidiéndome dije: entonces voy a tener que votar… Quien lo dijo río, yo también, y aquí sigo hablando de los muros que se construyen todos los días y que se deben tirar todos los días.

La ignominia vive en cualquier muro, en los psiquiátricos, tras las oficinas burocráticas, tras los muros de la casa del indigno presidente que en todos momentos hemos tenido no sólo HOY.

Y sólo acierto a decir que día a día derribemos los muros que nosotros mismos nos construimos y que también para los demás, a través de nuestra lengua, acento, piel, pertenencia o ausencia de coche, de nuestros diplomados, doctorados y maestrías.

De pensar que barrer el piso o lavar baños es más degradante que manejar CONACULTA o el Instituto de Cultura de cualquier país, de artista en artista, de mano en mano, de escritor en escritor, vayamos derribando muros hasta lograr que nunca más haya un muro tan grande construido con nuestros pequeños pasos hacia delante y atrás, nosotros mismos hemos permitido la construcción de ese muro y ahora nos desgarramos; es como los mineros que mueren en Coahuila: ¿hasta ahora se concientizan de la pobreza e injusticia en la que viven inmersos millones de seres en el mundo y en particular en este momento los mineros de México, y cerrando más el círculo: los mineros de Coahuila? ¿entonces en dónde estaban nuestros ojos y nuestro corazón?

Por último digo que estoy en contra de todos los muros de la Tierra y en contra de las fronteras, que los pasaportes no deberían existir y que no debemos seguir necesitando muros para corregir acciones humanas y que acompaño a todos mis hermanos y hermanas tanto de este lado del muro como del otro, tanto de este lado del océano como de los otros; mis hermanos y hermanas incluyen desde la punta del continente americano hasta la otra punta y desde todas las puntas de todos los continentes hasta la punta que cubre la galaxia.

Año 4 Num. 47 Fecha de publicación: Abril de 2006